viernes, 19 de febrero de 2010

Los silencios hacen mucho barullo dentro del cerebro

17-2-2010

Los silencios hacen mucho barullo dentro del cerebro

ARGENTINA - Físicamente, el silencio es la ausencia del sonido. Pero para nuestro cerebro la cuestión es más compleja, ya que hay circuitos neuronales específicos para procesar los silencios que funcionan al mismo tiempo que los que llevan la señal auditiva. Este descubrimiento realizado en Estados Unidos podría ayudar a entender con más claridad por qué se producen ciertas alucinaciones auditivas y mejorar los dispositivos técnicos para mejorar la audición.
Las sinapsis son conexiones que las neuronas (células que conforman la mayor parte del sistema nervioso, incluido el cerebro) establecen entre sí para transmitirse el flujo de la información nerviosa. De esta manera se denomina a la forma fisiológica que toman tanto los pensamientos, como las órdenes para moverse; los procesos involuntarios, como la digestión, y los fenómenos de la percepción.
Hace poco tiempo fue identificado lo que los científicos califican como un circuito independiente específicamente dedicado a "apagar" el procesamiento de sonidos en determinados momentos. Y este mecanismo sería fundamental para regular los procesos que llevan a las acciones de escuchar y de entender lo que se dice, aseguran los investigadores.
¿Por qué es tan importante este descubrimiento? Porque, hasta ahora, los científicos consideraban que el procedimiento mediante el cual un sonido captado por el oído y enviado al cerebro para ser procesado era el mismo proceso que hace que la sensación de estar escuchando algo se apague cuando el ruido ya no está. "Es el mismo circuito", aseguraban. Pero no lo es, de acuerdo con estas últimas investigaciones. El descubrimiento, llevado a cabo en la Universidad de Oregon (Estados Unidos) y publicado en la revista científica "Neuron", sostiene la teoría de que los grupos de sinapsis encargados de registrar las imágenes auditivas percibidas y los encargados de borrarlas son diferentes.
"Es un trabajo repartido", asegura Michael Wehr, profesor de Psicología y miembro del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Oregoon. Y eso podría servir para generar cambios sustancialmente buenos en los dispositivos relacionados con el mejoramiento de la audición.

Complejidad

En síntesis, la audición y la percepción del sonido son procesos bastante más complejos de lo que solía creerse comúnmente, y algunos de los secretos de esa complejidad estarían empezando a ser desentrañados.
"Parecería como si hubiera muchos canales separados que, entre sí, construyen el camino que lleva la señal auditiva hacia el cerebro, que se especializa en procesarlos", explica Wehr.

Impulsos nerviosos

Como parte del sentido del oído, la corteza auditiva, ubicada en el lóbulo temporal, recibe para procesar los efectos de sonido resultantes de la interacción de dos canales: uno que lleva los impulsos nerviosos con la información sonora específica y otro que da la señal de corte, la información de que ese sonido ya pasó. Es decir, del sonido y de los silencios.

Ratas melómanas

Este nuevo modelo sobre la audición podría ser considerado una auspiciosa puerta capaz de revelar las claves de ciertos fenómenos, como algunas alteraciones o alucinaciones auditivas. Pero, la verdad es que es apresurado decirlo, porque el experimento de los psicólogos y neurobiólogos estadounidenses fue hecho solamente con ratas de laboratorio.
Estos animales fueron sometidos a una serie de trenes de pulsos o señales auditivas muy rápidas y variadas, mientras que con un sistema de electrodos conectados en sus cerebros los científicos observaron la forma en que esos impulsos eléctricos eran procesados por los circuitos neuronales. Así vieron claramente que algunas sinapsis respondían a las señales sonoras, mientras que otras respondían emitiendo fuertes señales de información ante la desaparición de tales señales sonoras.
Además, notaron que no existía superposición alguna entre los dos conjuntos de neuronas activados al inicio y al final de los sonidos. Es decir, que el final de un sonido no afectaba la respuesta neuronal ante otro nuevo, lo que refuerza aún más la idea de la existencia de canales distintos de procesamiento del inicio y del final de las señales sonoras.
La fuerte sospecha que tienen los científicos es que este mecanismo de percepción de los silencios puede ser fundamental para el procesamiento del lenguaje sonoro.

Contra el déficit de aprendizaje

El descubrimiento de los científicos de Oregon permitiría diseñar tratamientos destinados a chicos con déficits en el lenguaje y en el aprendizaje. Por ejemplo, los niños con dislexia tienen problemas para definir los límites de los sonidos en el discurso, por lo que tratar las áreas identificadas podría ayudar a potenciar sus capacidades. (La Gaceta)

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